Si eres fan del blues y del buen rock este es un disco que no puede faltar en tu colección.
The Black Keys es un dúo conformado por Dan Auerbach y Patrick Carney, originario de Akron, Ohio.
Este disco es la muestra de que es posible hacer excelente música contando solamente con una guitarra, una batería, y 2 sujetos dispuestos a rockear. Aquí hay de todo, desde sonidos muy blues, tranquilos y relajantes, muy al estilo de la vieja escuela hasta buenos guitarrazos y remates sublimes de batería.
Comienza con "All You Ever Wanted", suave con un arpegio sencillo, acordes acompañados de delay y una ligera distorsión que termina con la entrada de lleno de la batería y un órgano (en cajones) que dota de un feeling extra a la rola y le da un gran final.
"Strange Times" es de las rolas recientes más famosas, es pegajosa y muy rockera, con buenos cambios de ritmo una lira de distorsión ponchada pero compacta y sonidos interesantes sobre todo al final.
"Lies" es sublime, la voz melancólica, la lira muy blues y bien cargada de sentimiento, con algunos acordes tajantes entre las secciones de la rola, la batería acompaña perfectamente con tarola seca y buenos platillazos, un solo cargado de efecto y los sonidos de fondo añaden mas melancolía a la canción. Simplemente la mejor.
"Oceans & Streams" es la ultima rola con riff repetitivo del disco, el coro me gusta bastante y el órgano de fondo son geniales.
Y por ultimo "Things Ain´t like they used to be" roloooota!, la despedida, la de ahí la vemos, con un dúo de voces excelente y lo demás sobra decir que suena genial, mi segunda rola favorita del disco y un magnifico final.
Este ha sido uno de mis discos favoritos del año por el sonido que logran The Black Keys y el despliegue creativo que muestran en este disco además tiene un toque añejo, tal vez por la manera rudimentaria y en su mayoría análoga que utilizan al momento de grabar las canciones.
No cabe duda que por algo han tenido bastante éxito en E.U.A e Inglaterra, creo que en parte por sus enérgicas presentaciones en vivo.
Por: San Peter
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